CANARIAS 1936-2012

CAMBIOS POLITICOS

El 18 de julio de 1936 las tropas con guarnición en Canarias secundaron el golpe de estado promovido por un sector del ejército y las islas quedaron incorporadas a aquella parte del territorio nacional que se había sublevado contra la República. El archipiélago no fue escenario de la guerra civil y los episodios de oposición al levantamiento militar, registrados en Gran Canaria, Tenerife y La Palma, fueron de escasa importancia y rápidamente reprimidos. El capitán general de Canarias, Francisco Franco Bahamonde, abandonó pronto el archipiélago para ponerse al mando del ejército de Africa, comenzando así una contienda que duraría tres años.

La represión política y sindical que siguió al estallido de la guerra se prolongó hasta bien entrados los años cuarenta. Los prisioneros y represaliados se contaron por miles, una gran parte fueron fusilados, otros fueron deportados o condenados a trabajos forzados. La cifra de desaparecidos, fugados y emigrados políticos está aún por determinar. La mayoría pasó largos periodos de internamiento en las prisiones militares de Fyfffes en Tenerife o los campos de prisioneros de La Isleta o Gando en Gran Canaria. Las consecuencias de la guerra fueron desastrosas para el archipiélago debido a la desarticulación comercial y al aislamiento internacional a que se vio sometido el nuevo régimen. Por si fuera poco, el estallido de la II Guerra Mundial contribuyó a agravar aún más la situación. El desabastecimiento de productos básicos obligó a imponer una economía de guerra dirigida por la Comandancia Militar y por el Mando Económico, cuyas medidas más conocidas fueron el control de los precios y el racionamiento. Distintas formas de contrabando florecieron entonces. La penuria era generalizada.

Las décadas que siguieron estuvieron marcadas por la Guerra Fría y el posterior reconocimiento del régimen por los EEUU y las potencias aliadas. Acontecimientos como el cierre del Canal de Suez en 1967 o el proceso de descolonización africano pusieron de relieve la importancia de la situación geográfica de Canarias. Los principales puertos y aeropuertos isleños cobraron un renovado interés en los planes estratégicos de la OTAN. A su vez, el conflicto del antiguo Sáhara Español volvió a convertir a Canarias en una región inestable.

Por fin, tras la muerte del general Franco en 1975 se inició el periodo conocido como la Transición Política, aprobándose en el archipiélago la Ley de Reforma Política (1976) y la Constitución Española (1978) con un amplio respaldo popular. Con ello quedaba restablecido en las islas, al igual que en el resto del estado, un régimen constitucional que ha garantizado hasta el presente el ejercicio de los derechos y deberes democráticos de los ciudadanos. En agosto de 1982, y en aplicación del artículo 143 de la Constitución tuvo lugar la aprobación del Estatuto de Autonomía de Canarias, accediendo el archipiélago al autogobierno. Desde entonces se han sucedido ocho legislaturas autonómicas alternándose en el ejecutivo de la Comunidad gobiernos socialistas, centristas, nacionalistas y de coalición.




ECONOMIA Y SOCIEDAD

Superados los efectos de la Guerra Civil y los años inmediatamente posteriores, la población de las islas registró un crecimiento sin precedentes. La reducción de la mortalidad, debido a la mejora de los servicios sanitarios, combinada con una tasa de natalidad superior al 30º% permitió que la población de las islas pasara de 680.294 habitantes en 1940 a 1.170.224 en 1970, registrando el archipiélago uno de los porcentajes más altos de población infantil y juvenil de todo el estado. Al mismo tiempo, durante la década de 1950 y 1960 se produjo una intensa corriente emigratoria hacia Venezuela. En enero de 2012 la población del archipiélago ascendía a 2.114.214 habitantes.

La recuperación económica producida a partir de 1960 gracias a la expansión turística y al desarrollo del sector servicios provocó una redistribución de la población, que dejaría de ser mayoritariamente rural para desplazarse a las capitales, principales ciudades y zonas turísticas. Será en estas últimas donde ha pasado a residir el motor económico del archipiélago, convertido en uno de los destinos turísticos más importantes de Europa. Capitales de procedencia muy diversa han permitido la aparición de grandes concentraciones hoteleras en el sur de Gran Canaria y Tenerife, así como en las islas de Lanzarote y Fuerteventura, que han salido de su tradicional marginación gracias a lo que ha dado en llamarse turismo de masas. Si en 1960 el número de turistas que visitó el archipiélago ascendió a 73.240, en 1970 era ya de 2.011.024 y en 2010 fue de 10.537.983, en su mayor parte ingleses, alemanes y peninsulares. Asimismo, la incorporación de España a la CEE, hoy Unión Europea, ha tenido una gran repercusión en las islas. La consideración de Canarias como una Región Ultraperiférica, así como la aplicación en las islas de la política agraria y de la legislación comercial y aduanera comunitarias, han contribuido al sostenimiento de la actividad económica y a la mejora de las infraestructuras.

La modernización de la estructura socioeconómica vino acompañada de consecuencias no deseadas como la masificación urbana, no exenta de episodios de marginalidad y chabolismo, la elevada densidad demográfica, la inmigración irregular, así como de la especulación y el deterioro medioambiental. El crecimiento económico, que en ocasiones ha rondado el 6% del PIB, se vio interrumpido a partir de 1973 debido al alza de los precios del petróleo y la crisis económica internacional, de nuevo en 1992 y, finalmente, a partir de 2008 con la crisis financiera e inmobiliaria registrada en la actualidad. Aunque el turismo ha demostrado una gran vitalidad frente a las crisis sucesivas, otros sectores como el primario se encuentran en declive a causa de los problemas estructurales (costes de producción y comercialización, etc.). Finalmente, la construcción es el sector que mayor dependencia ha reflejado respecto de la evolución económica general, sufriendo en la actualidad un grave retroceso que ha motivado el cierre de numerosas empresas y un aumento del paro que ha alcanzado en las islas la cifra de 289.032 personas en noviembre de 2012.





CULTURA E INVESTIGACION

La mejora paulatina de los servicios educativos permitió una notable reducción del índice de analfabetismo que pasó del 33´2% en 1950 al 12´7% en 1950, todavía superior a la media nacional. La extensión de la enseñanza secundaria, especialmente a partir de 1970, así como la ampliación de la Universidad de La Laguna y la fundación de la Universidad Politécnica de Las Palmas en 1979 (refundada como Universidad de las Palmas de Gran Canaria en 1989) facilitaron el acceso a la enseñanza superior. Al amparo de las universidades y centros de investigación como el Instituto de Astrofísica de Canarias ha venido desarrollándose en las últimas décadas una importante actividad investigadora en campos como la química, la observación astronómica o la biología.

Con el comienzo de la Guerra Civil la actividad artística en las islas sufrió una brusca interrupción debido a la censura impuesta por el nuevo régimen y a la persecución de una gran parte de los intelectuales. Algunos como Domingo López Torres o Luis Rodríguez Figueroa desaparecieron o fueron fusilados, otros como Pedro García Cabrera o Agustín Millares Carlo hubieron de exiliarse. Hay que esperar a 1947 para observar una primera muestra de vitalidad en la creación literaria local con la publicación del poemario Antología cercada, primer testimonio de la poesía social española de posguerra. Otros poetas y escritores que desarrollaron su actividad durante los años 1960-70 fueron Félix Casanova de Ayala, Julio Tovar, Luis Feria, etc. En la narrativa destacaron Isaac de Vega o Rafael Arozarena. Con mayor proyección popular y varios títulos llevados al cine se encuentra el novelista Alberto Vázquez Figueroa.


La Guerra Civil también interrumpió el desarrollo de la creación plástica insular, pero con el traslado a Madrid de César Manrique, posteriormente instalado en Lanzarote donde desarrollaría su ideal artístico, y de otros autores como Cristino de Vera, Manuel Millares y Martín Chirino, la obra de los creadores canarios alcanzaría relieve internacional a partir de los años sesenta. En 1973 se celebró en Santa Cruz de Tenerife la I Exposición Internacional de Escultura en la Calle con obras de A. Calder, Henry Moore, Pablo Gargallo, Julio González, etc. A su vez, la primera arquitectura de posguerra estuvo definida por la aparición del llamado estilo neocanario, combinación de formas tradicionales y aportes foráneos que se plasmó en numerosos edificios oficiales. En los últimos tiempos la arquitectura producida en las islas ha seguido las tendencias internacionales, destacando proyectos como el Auditorio Alfredo Kraus en Las Palmas, obra de Oscar Tusquets, y el Auditorio Adán Martín en Santa Cruz de Tenerife, del arquitecto Santiago Calatrava.

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